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Mario Eraso Belalcázar - Cementerio



Cementerio
ISBN 958-97417-8-9
Colección Los Conjurados

comunpresencia@yahoo.com

Obra pictórica: Bruno Mazzoldi

(Pasto - Colombia, 1967). Es Licenciado en Literatura y Lengua Española, Universidad del Cauca; Magister en Literatura, Pontificia Universidad Javeriana. Ganador del Segundo Lugar en el Concurso de Poesía ICFES, 1988; Primer Lugar en la Convocatoria Departamental de Poesía «Luis Felipe de La Rosa», Pasto, 1993; Segundo Lugar en el Concurso Nacional de Cuento para Trabajadores, Medellín, 1998. Figura en la Antología Quién es quién en la poesía colombiana (Bogotá, 1998) y en la Antología de poetas y narradores nariñenses (Pasto, 2003). Invitado a la XI Feria Internacional del Libro (Caracas, 2004). Obtuvo el reconocimiento de la Asamblea Departamental de Nariño por sus méritos literarios en agosto de 2004. Sus poemas aparecen en Extravío (1993) y en la publicación del Cuarto Concurso Universitario de Poseía ICFES. Desde el año 2002 vive en la Ciudad de México donde realiza el doctorado en Literatura Hispánica en El Colegio de México. En el año 2005 publicó Cementerio en la Colección Los Conjurados de Común Presencia Editores.


fE en la poesía: PRÓLOGO
Por Armando Rojas Guardia
Nunca he creído que los libros de poemas necesiten un prólogo. Los textos líricos deben presentarse a la conciencia –y también al inconsciente– del lector por sí mismos, desnudos, sin mediaciones preten-didamente autorizadas. Sin embargo, dada la rara originalidad de estos poemas acepto complacido la tarea de prologarlos, sin otro objetivo que compartir mi agradecimiento por el regalo inesperado que han representado en mi vida.
Cementerio de Mario Eraso confirma mi fe en la poesía. Invito al lector a leer íntegro el primer poema del libro, verdadera columna vertebral de todo el volumen: quedará deslumbrado tanto por el enfoque temático como por el sobreabundante espesor lírico de su discurso.
Se trata de un largo poema, escrito desde la rabia y la compasión, con cadencia litúrgica, casi litánica, de salmo. Los versos van cayendo en el alma de quien los lee como pesadas gotas de materia verbal quintaesenciada, produciendo el impacto cognoscitivo y también sensorial que sólo la gran poesía desencadena en nosotros.
Se me ocurre destacar tres aspectos del lirismo de estos textos que imantaron enseguida mi atención. El primero es el alcance simbólico y analógico de ellos. El lector encontrará en estos poemas una vida cotidiana inmediatamente reconocible, pero transmutada en alta realidad verbal. Esa transmutación está lograda mediante una magnífica, por asertiva, exuberancia metafórica, es decir, una estupenda manera de encontrar y producir correspondencias insólitas entre fenómenos, hechos y cosas aparentemente disímiles. Esta gran capacidad analógica va de la mano con el logro simbólico. Detalles menudos y personajes callejeros, como arrancados de la vida diaria del poeta, alcanzan en este poemario, gracias a la elaboración lírica, estatuto de símbolos universales.
El otro aspecto notable es el ritmo. Se trata de una musicalidad a ratos asordinada y a ratos hímnica, pero cuya envolvente cadencia arrastra a la lectura desde la primera hasta la última página. No es una música fácil, anestesiante: forma parte de la propuesta estética implícita en el libro esta apuesta por una versificación compleja, abrupta o larga según los casos, pero siempre palpitantemente sonora, cuyos compases sabe el lector agradecer con la misma gratitud con la que se oye el caer monocorde de la lluvia o la risa innumerable del mar.
El último aspecto que deseo señalar consiste en lo siguiente: la poesía que exhiben estos textos es culta. No por las referencias literarias de las que se hace gala dentro de ella, sino por una causa todavía más determinante y sutil: el lector toma inmediata conciencia de que sólo un poeta que ha estudiado a fondo la lírica de nuestro idioma, tanto clásica como contemporánea, ha podido diseñar y elaborar estos poemas. Es como si la sustancia, el sustrato, el último fondo de este libro sólo hubiera sido posible a través de una inmersión meditativa en las corrientes más hondas y vivaces de la poesía occidental y, más en concreto, hispánica.
Para ser el primer libro de textos líricos de un joven autor constituye todo un logro. Mario Eraso pertenece a un país que ostenta una gran tradición poética: su nombre se inscribe en ella con dignidad, originalidad y altura.

Atrapado por la luz
Luciendo la vieja armadura del buey
Electrizado
Trasnocho rodeado de raíces de oro
Las habitaciones destronadas

Páramo
El árbol pelado
Ardiendo

El hombre decía éstas son mis manos
Y ansioso penetraba la espesura
Decía éstas son mis piernas
Se erguía del pantano haciendo un soplo
Decía ésta es mi boca
Y el abecedario tomaba fuerza
Se confundía

Los que tienen la mordedura
De los higos hervidos en talento
Los que cruzan las puertas
En raudos vagones de alas transparentes
Brotan en el pecho amarillo
Y huesudo de la sagrada jungla
Doblegan los capullos de la tiniebla
Coronada de monstruosas pupilas

Una sola gota en la noche de su rostro
Y pelos de maíz
Tartamudeantes
Una sola gota que se mude en relámpago
Luego
Los huesos de la boca
Los huesos de la boca más lejana
Y miedo

Derechos reservados
© Mario Eraso Belalcázar