Mapa del
desalojo (Poemas escogidos) – Armando
Rojas Guardia
ISBN 978-958-9233-41-2
158 pg. 2014. Colección
Los Conjurados
Obra pictórica: Jim Amaral
Armando
Rojas Guardia (Caracas, 1949).
Poeta, ensayista, pensador venezolano de amplia trayectoria. Cursó estudios de
filosofía en Caracas, Bogotá y Friburgo (Suiza). Se ha desempeñado como editor,
investigador y profesor, dictando cursos sobre los aspectos teóricos de la
literatura, la filosofía de la religión y la mitología, así como talleres
prácticos sobre poesía y ensayo. Su labor docente ha influido de modo
determinante en la más reciente generación de escritores venezolanos. Su poesía
ha tenido una amplia difusión internacional, desde los años setenta. Ha
publicado los poemarios: Del mismo amor ardiendo (1979), Yo que supe
de la vieja herida (1985), Poemas de Quebrada de la Virgen (1985), Hacia
la noche viva (1989), La nada vigilante (1996), El esplendor y la
espera (2000) y Patria y otros poemas (2008). De igual modo, ha
publicado los libros de ensayo: El Dios de la intemperie (1985), El
calidoscopio de Hermes (1989), Diario merideño (1991), El
principio de incertidumbre (1994) y Crónica de la memoria (1999). Su
obra poética fue reunida en un solo volumen en 2004 y la ensayística en 2006.
Así mismo, Rojas Guardia se ha hecho acreedor del Premio de Poesía del Consejo
Nacional de la Cultura de Venezuela en dos oportunidades (1986 y 1996), como
también del Premio de Ensayo de la Bienal Mariano Picón Salas en 1997.
LA PROMESA VISUAL
Si mis ojos fueran capaces de mirar,
como Basho y Mondrian
contemplarían
este asfalto mojado,
el automóvil
reluciente en mitad
de la garúa,
la mujer que camina,
sus zapatos,
el cielo engordado
por las nubes,
aquel reloj que
cronometra el vuelo
de un triángulo ligero
de palomas
(y en fin, árboles y
charcos y camisas
y postes y anteojos y
vidrieras),
si me fuera posible
mirar esto
que en equilibrio
puntual ha amanecido
haciendo de la calle
una textura
de planos y ángulos
sedantes
donde todo, al
vibrar, es traspasado
por el único
relámpago vacío,
Caracas no sería
–desde siempre–
esta costumbre
absurda, arrinconada,
sino el centro real
del universo
que puede ser
cualquiera de sus puntos
para el Génesis libre
de los ojos.
Texto de contraportada:
Por Amparo Osorio
Por Amparo Osorio
Hablar de Armando Rojas Guardia es
hablar de una cima poética en la que lo místico, lo subversivo y lo cotidiano
se entrecruzan para ofrecer una voz única, cuyas vertientes y decantadas
tribulaciones recuerdan el más profundo linaje de la palabra, ese que permite a
los sedientos beber de la fuente inagotable que devela todos los rostros del
espejo.
Regresaré
por fin a la precaria/ claridad,/ al azar/ matemático del mundo:/ conciencia de
ases fijos,/ lucidez.
Nos dice el poeta
en una de las tantas inmersiones fulgurantes de su voz, y desde estos
metafísicos y en apariencia serenos versos, traducimos la búsqueda de ese yo
escindido que reclama para sí mismo el retorno de los dioses.
Esta ausencia o
vacío prevalece en muchas de sus imágenes interiores, lo que a la manera
interpretativa de Gaston Bachelard (“el inconsciente murmura sin cesar y
escuchándolo oímos su verdad”), nos permitiría traducir que aún en sus poemas
de factura cotidiana, continúa su navegación por una desnuda memoria (la
nostalgia).
La fuerza
subterránea de esta antología preparada por Adalber Salas Hernández, invita en
su recorrido a los parajes íntimos de su prolífica obra, conduciéndonos a
altísimos momentos de desgarradura e interrogación, de consagración y ruptura,
pero sobre todo, creyentes o no, de acercamiento a una fe que va más allá de
los cánones convencionales de las religiones, para instalarnos en la única
religión posible del hombre, aquella que sólo puede ser habitable en la
secretas ciudades del amor…
…Dios proscrito/ a quien unos cuantos, negra tribu/ llamamos con
ronquísima dulzura/ compañero.
Y tal vez, en el
abisal clamor de un misterioso y profundo estremecimiento que surge en las
diversas instancias de su palabra, podemos afirmar evocando “La noche oscura
del alma”, que Rojas Guardia es por excelencia, y en su luminosa hondura, uno
de los poetas místicos más célebres de la contemporaneidad latinoamericana.