Luis Alejandro Contreras - cuadernario



Cuadernario

ISBN 978-958-98023-1-1
Colección Los Conjurados
comunpresencia@yahoo.com
Obra pictórica: Lina Mejía Duque


(Caracas, Venezuela, 1955). La mayor parte de su obra, una decena de libros, permanece inédita. Fue asistente de la Dirección de Literatura del Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) y Jefe de la Unidad de Educación del Museo Alejandro Otero. Textos suyos fueron publicados en la revista Papel Abierto y en la antología de los talleres literarios del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG, 2000). Colaborador de las revistas digitales Letralia, El Meollo y Remolinos. Igualmente, tuvo a su cargo la sección «Letras contra Letras» en el quincenario Letras.
Contracorrientes, Sentencias en incertidumbre, cuaderno de memorias que entrevera muy al propósito vivencias, sueños y meditaciones literarias ha sido recientemente publicado por la editorial Bid & Co. Y, aparte de esta edición de Cuadernario, se ocupa en la publicación de un poemario con el sello Editorial Memorias de Altagracia, colección Celacanto.


A
A todo aquel que sublima la oración
pártele un rayo
arte y canto de la luz sagrada.
A punto de caer exhausto,
de soltar las amarras que me han sostenido
entre las comisuras del aire,
inhalo una bocanada de luz
que evoca pasajes de una vida vivida
a cielo descubierto.
Veo siete velas danzando sobre la tersura
del hambre.
Y siete caballos durmiendo
dentro del sueño de un lupanar.
De pronto lo descubro, yo soy ese sueño,
caminando de puntillas entre resuellos de olvido.
Son siete bestias blancas,
sus sinuosidades instigan la brutalidad del amor.
Más tarde me encuentro a la orilla
de un río subterráneo
y veo pasar un anciano gondolero
con facciones de Caronte.
Con voz quebrada que oculta
una indecible potencia,
masculla un estribillo que reza:
todo sentimiento es impar,
todo sentimiento es impar,
todo sentimiento es impar

b
Brilla un brillo partido.
Sus destellos de luz
no prefiguran
que son hijos
de un mínimo caos.
Una copa, al caer,
no puede imaginar
la suerte de abanicos
que albergan los inefables pechos
de mujeres que juegan
a ser vulvas de Diosa
y, más allá o más acá,
tampoco podrá imaginar
que la vida de un hombre
se disuelve en el cedazo
del amor no declarado
(no declarado para sí, quiero decir);
pero, entre tanto,
persistirán los destellos
en los cristales de la pulverizada copa
que vino cayendo desde el instante
en que nos percatamos cuán alejados estamos
del vivir

C
Curva prestísima
hacia la que mi cuerpo asciende
Muladar de huesos rotos
de tanto luchar con la sombra
de una realidad virtual
Arenisca
Eso soy
Mas, también, curva prestísima
hacia la que mi cuerpo asciende