Elsa Tió - Palabras sin escolta



Palabras sin escolta
ISBN 978-958-98023-7-3
Colección Los Conjurados
Obra pictórica: Domingo García

Nace en San Juan de Puerto Rico el 19 de marzo de 1951. Recibe en dos ocasiones el Premio Nacional de poesía. Empieza a escribir antes de saber escribir. A sus siete años aparece su libro de niña en una edición cerrada destinada a amigos y familiares, versos que como dijo Juan Ramón Jiménez, «él podría haber firmado». Recibe premios de literatura por sus libros, Detrás de los Espejos Empañados e Inventario de la Soledad. Ha estado ofreciendo talleres de poesía a niños en las escuelas públicas de su país y en otros espacios. Ha defendido la cultura y la lengua, por entender que es la máxima señal de identidad de un pueblo. Se ha dedicado a espantar el olvido publicando la obra póstuma de su padre, el escritor, humorista y poeta Salvador Tió. Cree fervientemente que la poesía es el milagro del lenguaje.


SALITRE
Salitre
sastre que hilvanas en el aire
láminas de sal que cubren a mi cuerpo.
Son los vientos alisios que insisten
en vestirme con escarcha marina.
Polvoreas mi piel y sazonas mi casa,
enmoheces mis penas hasta corroerlas
como la verja que no vuelve a pintarse,
frente al mar de mi orilla.
Oxidas el recuerdo que merece el olvido
enturbias transparencias en todos mis cristales,
humedeces y aromas con tu olor a sargazo.
Hasta que el agua de la acequia
donde la luna se acuerda del río,
me endulza y saborea.



VIEQUES
A Magaly Quiñones

Isla Nena, geografía en desdicha
donde entrena la muerte
su desprecio a la vida.
En su lecho marino,
donde habitan bombas
aún sin estallido,
caen más hondas
tus penas de sal y de infinito.
Eres herida abierta
que curan en la noche las estrellas.

Isla Nena, tan violada y tan pura,
tan prisión y horizonte
donde se adhiere la semilla a la tumba.
Tus niños ven la muerte como una maniobra
y la orilla una práctica,
llena de cicatrices y tormentos.

Isla maternal, playa fértil y brava
a tu vientre de arena
no llegan las tortugas.
La noche ya no escucha
el pasar de los pájaros.
Y el paisaje se enluta
al ver marchar solemne
los carapachos negros,
de una fila de cobos
con su tenaz paciencia
tiznando el horizonte.

Cuando acabe el relámpago
y los peces encuentren
la ruta del coral y del silencio,
la playa cementerio
regresará a la vida.
Volverán las tortugas
y el eco de la paz
derrotará a la muerte.


Derechos reservados
© Elsa Tió